Preciosa canción cantada por Rosa León (a veces también haciendo duetos con Massiel), pero real y certera hoy en día; tan real y tan cierta como que tú estés ahora mismo leyendo mi blog.
Peinan canas; sus rostros comienzan a tener flaccidez y arrugas; sus voces se agrietan..., pero son adolescentes.
Han estudiado largas carreras; han realizado importantísimos masters; ocupan puestos de responsabilidad..., pero siguen siendo adolescentes.
Acumulan experiencias, sabidurías y conocimientos técnicos; consiguen riquezas; van a los mejores restaurantes, aunque también aprenden a ahorrar pequeñas fortunas; se embarcan en impagables hipotecas..., pero, ¡ay muchachos!, seguiréis siendo adolescentes.
“Me dijo mi padre que si anoche salí...” (y lo decía un tipo con cerca de cuarenta años... ¡ay madre mía, qué risa me da!); y otro preguntaba que cómo pagaría la hipoteca de un piso que ni siquiera habita pero que lo tiene como inversión y que está esperando el momento para deshacerse de él (“pecado mortal contra los sin techo”, diría mi madre); y otra que si ya va por veinticuatro pares de zapatos (digo yo que será para usar un par por hora al día, ¿no?, a veinticuatro horas, veinticuatro pares de zapatos) y cosas por el estilo. Y lo peor es que el resto de los comensales asentía y comprendía. Menos yo claro; como siempre, “el rarito”, que estuve todo el tiempo pensando en que mis hijos estaban con mi mujer en casa y que me echaron de menos porque ese día no pude verles. Claro, gasté todo mi tiempo con un grupo de adolescentes; qué pérdida de tiempo, Señor mío.
Bueno, muchos defectos tengo, quizá muchísimos más de los que me veo y miles más de los que mi gente me desvela, pero una cosa sí que es cierta: Hace tiempo, gracias a Dios, que dejé de ser un adolescente. Yo no volví a los 17.
2 comentarios:
Toda la razón del mundo. Aunque tambien pienso que se puede volver a los diecisiete, o a los nueve, o a los veinte para rescatar la parte positiva, inocente, optimista y desinteresada. Pero repito, de acuerdo con tus apreciaciones. Enhorabuena de nuevo por tus sabios escritos.
Cada época de la vida tiene su atractivo, no se pueden saltar las etapas, sería como subir los escalones de tres en tres, de igual modo tampococ se puede constantemente subir dos escalones y bajar uno, estancarse.
Pero al igual que Antonio yo pienso que recuperar algo de la inocencia, el optimismo y la alegría de vivir, sean de los 17 o de los 20, está bien.
Saludos
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