viernes, 1 de junio de 2012

Nuestras vidas y los árboles


Cada vida que comienza es como un árbol que se planta y al que cuidamos, regando, podando y ayudando a crecer. Los hijos pequeños son semillas plantadas en los huertos de nuestras familias.
Al igual que el hortelano acoda, protege y entalla los pequeños arbustos, así es un padre de familia justo: siempre está llamado a enderezar el crecimiento de sus hijos, incluso cuando llegan a la edad adulta. También entonces el padre, cual diligente hortelano y amante de su hermosa huerta, irá podando y limpiando aquellas ramas y brotes que puedan afear el porte del árbol o también entorpecer su crecimiento.


Así la Palabra de Dios, proclamada y vivida cada día en la mesa del hogar o en la liturgia de la familia, va ayudando constantemente al padre justo a ofrecer una correcta educación para sus hijos.

(De mi trabajo sobre las festividades hebreas;
Capítulo 8 - El Año Nuevo de los árboles
-espacios para la reflexión-).

11 comentarios:

Anónimo dijo...
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Juanjo Castillo dijo...
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Anónimo dijo...

Eres de La Obra ? Pax


J.R. Ramirez

Juanjo Castillo dijo...

No amigo, no soy de la obra.
Soy del Camino Neocatecumenal.
En todo caso, la paz contigo también.

Anónimo dijo...

Ah, perdone. Me confundí. Precioso blog en todo caso.

Juanjo Castillo dijo...

Hombre (o mujer) no hay nada que perdonar.
Tenemos el mismo idioma, porque nos une un mismo espíritu ¿no?
Un solo Señor, una sola Fe, un solo Dios y Padre.
La equivocación sería decir "yo soy de Apolo, o de Cefas", ¿no cree?
Un abrazo y espero comparta estas experiencias. Las publico porque de algún modo hay que expresarse.

Anónimo dijo...
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Juanjo Castillo dijo...
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Anónimo dijo...
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Juanjo Castillo dijo...
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Anónimo dijo...
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