lunes, 29 de junio de 2009

Letras transparentes

Quizá una de mis frustraciones es no haber continuado estudiando Filología. No obstante, también la Historia me aporta mucho diariamente, pero sigo pensando que las letras, además de transparentes, tienen un lado mágico. En fin, nunca es tarde si la dicha es buena. Algún día lo haré (y prometo que lo haré, pero no sé cuándo ni cómo). Es lo que ocurre también con nuestras actitudes y nuestras formas de ser o conducirnos en la vida, ya que, según vamos avanzando, corremos el riesgo de, si no embrutecernos, sí llegar a convertirnos en seres corruptos.

Por ejemplo, si consultamos la definición de Persona (termina en “A”), dice: “sujeto a quien el ordenamiento jurídico confiere la capacidad de contraer obligaciones y ejercer derechos”, o sea, tú y yo sin ir más lejos, aparte de algunas más acepciones que no vienen al caso (o que no me interesan ahora mismo). Avanzamos un poco más y la palabra se convierte en Personaje (termina en “E”, segunda vocal) y dice: “persona ilustre, sobresaliente en cualquier actividad”, o sea, tú y algunos más (este no es mi caso, ya que no sobresalgo en casi nada, sólo en protestar). Aquí no avanzamos más en las vocales, ya que la cosa sigue en Personal, Personalidad, Personalísimo..., pero poco más. La Persona en sí, con su dignidad, sólo avanza un paso, no más, si acaso, podría convertirse en Personajillo pero, como la palabra no existe, tampoco abundo más en ella.

Pero vayamos al vocablo Gente (termina en “E”, su primera vocal, porque Genta no existe), y dice: “grupo familiar amplio, integrado por los miembros de un mismo linaje”, o sea, tú y yo que, más o menos, somos iguales: nacemos más o menos igual, crecemos y nos desarrollamos de forma similar, estudiamos, nos casamos, trabajamos, tenemos hijos..., o sea, en principio somos iguales. Después puede estar la Gentecilla (que tampoco existe, creo, aunque a mí se me antoja como el colectivo de los niños, perdónenme los lingüistas, pero esto es lo que se me antoja), luego los Gentiles (acepción poco amable) y algunas más para, por último, llegar a Gentuza (usa las últimas letras, la “U” y la “Z”..., curioso ¿verdad?) palabra no definida en el diccionario, pero que yo entiendo como “grupo familiar escaso, integrado por los miembros más indeseables de nuestro planeta”. Sí, mis queridos amigos, hoy os hablo de esta deleznable especie. Para mí son individuos aislados que un día fueron concebidos como Personas que, avanzando un poquito, llegaron a ser Personajes, después pasaron a creerse verdaderos Personajillos que, rodeados de Gente, y Gentecilla, aunque en realidad estaban solos, pudieron también ser Gentiles, aunque siguieron avanzando hasta llegar al final, convirtiéndose en gentuza (letra “U”, la última, no lo olvidemos, ya no podemos avanzar más, como con la “Z”, que también está en este increíble vocablo), cuyas ansias de poder, cuyos deseos de prosperidad, llegaron hasta el punto de despreciar a los que, en el principio, fueron sus semejantes; sujetos que, aprovechando las circunstancias, manejaron los imperios construidos por otros; piezas de la especie humana que, argumentando maravillosas promesas, cazaron líderes de manadas y los condujeron hacia sus propias guaridas; ejemplares bien dotados de mentes retorcidas en las que mayoritariamente cohabitaban el odio y el ansia de metal precioso y que les facilitaron el camino hacia el fugaz triunfo del poder y la fama. Hoy, lo siento mucho, tengo que confesaros que estoy rodeado de ejemplares de esta especie y, de veras, puedo prometeros que la convivencia con ellos es lamentable. Pido a Dios con todas mis ganas que nadie tenga que vérselas con estas piezas.

¿Veis mis queridos amigos? Las letras son transparentes, como la vida misma: cuanto más avanzamos, más nos corrompemos: nacemos limpios, sanos, con pieles suaves, alientos frescos..., y nos convertimos, según avanzamos, en individuos sucios, enfermos, con piel arrugada y aliento de cloaca. Naces en una familia, te llevan a un buen colegio (el mejor para tus padres), te forman de igual modo que al resto, pero quieres más, y más, y más.... avanzas y avanzas hasta que, cuando llegas al final, hueles a letrina, o a estercolero, o a pozo ciego, o a lo que sea..., menos a lo que tenías que oler: a Persona Transparente, como las mismas letras.