jueves, 4 de febrero de 2010

Y se marcharon los doce

Ayer marcharon doce héroes de nuestro tiempo a tierras lejanas. Llevan algunos años haciendo el mismo viaje y, cada año que pasa, es mejor, sin menoscabo del típico jaleo que puede ocasionarles el trajín de maletas, bultos, llantos, nervios, tensiones y demás.

Hablo de mis carísimos amigos y hermanos en Cristo Juan Ignacio, Isabel y sus diez preciosos hijos.

Desde hace unos años dejaron todas sus comodidades y se embarcaron rumbo a Costa Rica para dar un completo giro a sus acomodadas existencias. Decidieron obedecer la voz de Dios resonando en sus corazones para dar sus vidas, su tiempo, su amor, todo su ser, como misioneros en aquel recóndito lugar. Por entonces eran ocho; hoy son doce. Curioso número ¿verdad? Jesús envió a los doce con poder y autoridad para expulsar los demonios (dicen los evangelios) y así sigue siendo: ayer partieron los doce con ese gran poder, esa gran autoridad y ese inexcusable valor que a muchos de nosotros nos falta. Y su espíritu, el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesucristo, Dios mismo, va con ellos, sin lugar a dudas.

A pesar de estas simples líneas, se me sigue encogiendo el alma.
Queridos Juan Ignacio e Isa: Dios os bendiga a todos y os acompañe siempre.