jueves, 9 de junio de 2016

Otro capítulo cerrado


Ahora sí que ciertamente esta etapa está concluida.  Impensable hubiese sido poder imaginarme, durante el otoño de aquel 1989, que volvería a recorrer aquellos pasillos veintitrés años después, con una situación tan diferente a la de entonces, y con un horizonte que se presentaba tan confuso y tan borroso.


Fue por pura decisión propia, además en contra de la voluntad de mis padres, pero me aventuré a ausentarme de la vida universitaria para sumergirme en el mundo laboral, con la seguridad de que volvería algún día.
Una y otra vez me repitieron aquello de “te vas a arrepentir”, mas yo seguí adelante en mi empeño.
Y ciertamente me arrepentí, mas lo que dije, lo hice, veintitrés años después, pero lo cumplí.  Y quizá no en la mejor de las circunstancias, y hubo quien me criticó, o quizá no me entendiese, pero volví, sin saber muy bien si en este segundo asalto conseguiría terminar.

Pero, ante tamañas dudas y semejantes confusiones, con una multitud de hijos a mis espaldas, salvando serias dificultades económicas y, reponiéndome de un despido laboral totalmente injustificado e improcedente, me lancé a la aventura de salvar todos los obstáculos.  Y empecé con toda clase de dificultades: un hijo hospitalizado, un embarazo complicado, no menos dificultades económicas, la “misión especial” en Coín durante semanas y más semanas, aquellos madrugones infernales…  Pero, tras cuatro años de ponerme, una y otra vez al día, tras verme en la obligación de ampliar mi biblioteca, amontonar, leer y consultar cientos y cientos de libros, revistas, artículos, tesis..., después de realizar trabajos de investigación, críticas, reseñas, asistir a conferencias, actividades extraordinarias, levantarme a esas horribles horas en las que lo único ventajoso es encontrar silencio absoluto en la casa…, todo tiene su punto final y, como digo al principio, ahora sí que puedo decir que esta etapa está cerrada.

Sólo quedaba realizar entregar la ‘Memoria’, y ya está entregada, cumplimentada y evaluada por mi tutor, y de cuya puntuación provisional estoy más que satisfecho.
Únicamente queda salvar el último trámite de exponerla y defenderla ante el correspondiente tribunal, pero ya todos los obstáculos que parecían insuperables están más que salvados.

Hoy sólo puedo dar gracias a Dios por esta experiencia, pero sobre todo por los ánimos y apoyo recibidos de mi mujer; por convertirme en referente para mis hijos, y porque así mi padre se queda tranquilo de que por fin termino la carrera.  También por tantas y tantas gentes interesantes que he conocido y me quedan por conocer, algunas que, como siempre pasa, me han decepcionado, y otras no dejan de sorprenderme.  También doy las gracias a todos mis amigos y familiares que siempre han tenido esa palabra de ánimo y me han dado esos empujones que a veces he necesitado.  Y por supuesto al profesorado, que con tanta paciencia y tanto afecto me han tratado durante estos años, y que, gracias a la colaboración prestada al Departamento de Historia del Arte, hoy puedo decir que me une a todos ellos algo más que una simple relación académica.

Por eso, ahora sí que puedo decir que este capítulo ya está concluido.  Vamos ahora a por el siguiente.  Espero poder contar las mismas bendiciones, que los proyectos se cumplan, que admitan a trámite mis propuestas, y pueda seguir haciendo lo que realmente me hace feliz: humanizar la sociedad.