miércoles, 1 de septiembre de 2010

Tierra Santa


Tal día como hoy hace 2 años despertaba en casa tras aterrizar horas antes desde Tierra Santa.

Aún podía oler la fragancia de los olivos de Getsemaní, sentir el frescor de las aguas del Jordán, descansar en el silencio del Santo Sepulcro, degustar los extraordinarios sabores de las suculentas hortalizas de aquellas sobradamente bendecidas huertas, oír los sugerentes compases de bellísimas canciones hebreas, así como conmoverme por tantas y tantas vivencias que, durante diez intensísimos días, nos permitió el Señor vivir a mi esposa y a mí.

Aún quedaron muchos días en los que, cuando contemplaba los atardeceres de nuestra querida Andalucía, se me antojaba al fondo que podría seguir contemplando los bellísimos parajes de los Altos del Golam, el macizo del Monte Hermón, o incluso el impresionante Valle de Yizreel.

Siguieron semanas en los que aún seguía sintiendo el abrumador estío del inmenso y abrupto desierto de Judá, tan sólo interrumpido por los bellísimos palmerales del oasis de Jericó.

Todavía quedó grabada en mi retina la serenidad del lago Tiberiades (Mar de Galilea), las siluetas de las gacelas corriendo velozmente por el Monte Eremos (monte de las Bienaventuranzas). Incluso aún podía dejarme abrumar por la eternidad del descanso del Shabath en Jerusalem.

En fin amigos, tal día como hoy hace tan sólo 2 años, podía dejarme invadir por todos estos sentimientos pero, aún hoy sigo disfrutando de este paraíso para los sentidos.
Espero volver dentro de poco junto con toda mi familia.

Espero volver a tocar las santas piedras del Litóstrotos, dejar golpear mi frente contra el muro de occidente de la muralla de Jerusalem, sentir el agua fresca del Jordán, rezar a través de la Vía Dolorosa, volver a contemplar y a caminar por las laderas del Monte Eremos, así como tantas y tantas cosas que aquella Bendita Tierra puede ofrecernos.

5 comentarios:

Café Concierto La Muralla dijo...

Felicidades Juanjo, porque nos haces viajar a través de tus letras. Un placer viajar contigo.

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Te envidio con una envidia sana, debe ser maravilloso poder disfrutar de esos lugares. No conozco Tierra Santa, al igual que otros muchos lugares, pero no descarto ir, a pesar de mi miedo a volar, (que es más difícil).

De todos modos esto es un adelanto, tus palabras fotografían los lugares como si fuera un objetivo fotográfico. Algo es algo, y te lo agradezco.

Un saludo

Juanjo Castillo dijo...

Para Antonio y Shikilla: Bueno chicos, no sabía que mi narrativa fuese tan rica en imágenes. Me alegro de que al menos, por este pequeño esbozo, hayáis podido conocer esa bellísima y entrañable Tierra que Dios regaló a su Pueblo Elegido.
Un abrazo y espero que algún día podáis disfrutarla al igual que mi mujer y yo.

Concursos Literarios. dijo...

Amigo Juanjo, quizás su sueño de parir su libro sea un poco más factible, entre en nuestra página;
www.literaturayversos.blogspot.com y participe en nuestro concurso de poesía, es totalmente gratis y quién sabe si su sueño se hace realidad.

Sergio dijo...

Es lógico que un Andaluz sienta una añoranza especial después de volver de Jerusalem, de hecho los paisajes de Jerusalem recuerdan a los que tenemos aquí y un viaje así te hace sentir como en casa