sábado, 24 de junio de 2017

Noche de San Juan

Siempre hice a mi padre la misma pregunta: "¿por qué la gente se pone tan contenta en nuestro santo?".
Y siempre recibía la misma respuesta: "porque nuestro nombre es importante, hijo".

Así, cada año, al inicio del verano, en nuestras calles se celebraban verbenas; sonaba la música hasta altas horas de la noches; los vecinos salían a la calle y bebían cerveza juntos; luego se hacían churros; quemábamos los júas... Cada calle competía por tener la mejor verbena pero, en el fondo, todas eran una sola.

Y mi padre me decía siempre: "llama a tu abuelo". Y así lo hacíamos, hasta que un día dejé de llamarle porque ya no podía contestarme. Y así año tras año, hasta que las verbenas dejaron de celebrarse. No obstante la noche de San Juan siempre fue especial. Y siempre mi abuelo, mi padre y yo, celebrábamos nuestro santo.

Pero hoy ha sido más especial que nunca: hoy don Juan no pudo decirme gran cosa pero con sus ojos lo ha dicho todo; hoy no me agarraba la mano para cruzar la calle y no perderme entre el bullicio de la gente, sino que he sido yo quien se la ha cogido para que sintiese mi presencia; hoy no me ha agarrado él para proteger mi vida, sino que he sido yo para que él se agarrase a la mía. Y así, agarrándose fuerte a mi mano, seguía asido a una vida que se le va por momentos, pero qué hermoso resulta vivir tamaños momentos...

Hoy soy yo quien dice a mis chicos eso de "llamad a vuestro abuelo", y he sido yo quien he asido su mano para proteger su vida o, al menos, hacérsela más dulce... hoy la noche de San Juan es, sencillamente, muy especial.

Felicidades papá. Gracias por todo cuanto me has dado y sigues dándome.

No hay comentarios: